
Mnangagwa asumió el poder el 24 de noviembre último, tres días después de la renuncia de Robert Mugabe, quien fue durante 37 años jefe de Estado de ese país, una posición que ocupó desde la independencia de Zimbabwe en 1980.
La salida del poder de Mugabe ocurrió luego que a mediados de noviembre los militares decidieran controlar el país preocupados por acciones de la exprimera dama Grace Mugabe y sus seguidores encaminadas a usurpar el poder, tras la separación paulatina de sus cargos de ministros de veteranos de la guerra de independencia.
El detonante de esa crisis política fue la expulsión de Mnangagwa de su posición de vicepresidente del país, lo que provocó manifestaciones públicas y la posterior destitución de Mugabe como primer secretario del gobernante partido Unión Nacional Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico (Zanu-PF), a quien no había consultado.
La retirada de Mugabe estuvo antecedida asimismo por la intención del parlamento nacional de adoptar un voto de desconfianza en su contra, una salida humillante para un líder panafricanista de gran prestigio en África Austral por su decidida participación en la independencia de su país y apoyo a los movimientos de liberación en la región.
Mugabe pasó a retiro con numerosos beneficios, que incluyen personal de seguridad y servicios, autos, chóferes, cobertura para gastos médicos, una residencia oficial totalmente amoblada y cuatro viajes anuales al extranjero costeados por el gobierno de Zimbabwe, entre otros.